BARBAS/AFEITADO
Descubre los secretos de un afeitado clásico perfecto
El estrés diario, la falta de tiempo o el sueño hacen que te afeites demasiado rápido y sin disfrutar. ¡Esto se acabó!
Sigue estos pasos para conseguir un afeitado clásico perfecto y conviértelo en una experiencia imprescindible de tus mañanas.
1. Prepara tu piel
Vamos a ir paso a paso, que al afeitado clásico no le gustan las prisas. El mejor momento para afeitarte es por la mañana, acabas de despertar y tu piel está descansada y sin estrés. Antes de empezar, dúchate con agua caliente o tibia, el vapor ayuda a que tus poros se abran y se vayan preparando. Otra opción es aplicarte sobre la cara una toalla humedecida con agua caliente. Déjala actuar unos minutos para que el calor ablande el vello de tu barba y se abran los poros de tu rostro. No te apresures, tómate unos minutos y disfruta, es una sensación muy relajante.
2. Aplica la espuma de jabón
Humedece la brocha y dibuja círculos sobre la pastilla de jabón de afeitar hasta crear abundante y cremosa espuma. Aplícala sobre tu barba sintiendo su ligereza y suavidad. Mientras te enjabonas, los pelos de la brocha irán exfoliando tu cara. Esto contribuye a la renovación celular, eliminando la suciedad más profunda, células muertas, escamas e impurezas que se depositan en la superficie de tu rostro. Así se activa la circulación aportando más oxígeno, que dará como resultado una piel limpia, resplandeciente e irresistible.
Recuerda que el jabón blanco es ideal para el afeitado clásico. Está formulado con una combinación de aceites de coco, girasol, oliva y ricino y mantecas de cacao y karité para hidratar la piel en profundidad. Es de gran cremosidad y produce una cantidad extra de espuma. Contiene arcilla blanca que prepara tu piel antes del afeitado. Y los aceites esenciales aportan el frescor de los aromas de abeto blanco, laurel, limón y vetiver.
3. Aféitate
Antes de deslizar la cuchilla, tira suavemente de la piel para tensarla un poco y no cortarte. Ahora pasa la cuchilla en la dirección del crecimiento del pelo para evitar irritaciones y adecúa la presión, sin ser demasiado agresivo y teniendo especial cuidado si tu piel es sensible o si tienes tendencia a que algunos pelos se enquisten. Con un par de pasadas (o tres como mucho) obtendrás un rasurado perfecto.
4. Tonifica
Retira con agua fría los restos de espuma. Al aplicar agua fría te aseguras de cerrar los poros de tu piel. Y, después del contraste de temperatura, llega el momento de mimarte con suavidad. Date un masaje con un bálsamo para calmar y tonificar. Este es el punto y final para tu afeitado clásico. Ahora tu piel está hidratada, suave… ¡perfecta!
Después de leer este artículo, ya no tienes excusa para no afeitarte… ¡disfruta de la experiencia y conviértela en un clásico de tus cuidados cada mañana!😉
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